LA SOMBRA DEL TEMPLARIO - Núria Masot
La novela comienza en un barco genovés que parte de la isla de Chipre y tiene como destino la ciudad de Barcelona. En el barco viajan el templario Bernard Guils, una pareja de frailes dominicos y un médico judío.
La tragedia se desencadena poco antes de llegar a puerto. Bernard Guils es envenenado y ayudado únicamente por el médico judío, consigue a duras penas llegar a la casa de éste en la judería de Barcelona, donde muere horas después con el nombre de Guillem de Montclar, joven aprendiz de espía que tiene a su maestro, Bernard Guils, como a aquel padre al que nunca llegó a conocer, en los labios. Bernard Guils no llegó a completar la que habría sido su última misión como espía de la orden del temple antes de su retiro definitivo: hacer llegar a Barcelona unos manuscritos hallados en Tierra Santa y cuyo contenido, auténticamente explosivo, podría hacer temblar los más profundos cimientos de la que entonces era la institución más poderosa del mundo: la Iglesia Católica.
Guillem de Montclar llevará a cabo la investigación para esclarecer la muerte de su maestro.
La tragedia se desencadena poco antes de llegar a puerto. Bernard Guils es envenenado y ayudado únicamente por el médico judío, consigue a duras penas llegar a la casa de éste en la judería de Barcelona, donde muere horas después con el nombre de Guillem de Montclar, joven aprendiz de espía que tiene a su maestro, Bernard Guils, como a aquel padre al que nunca llegó a conocer, en los labios. Bernard Guils no llegó a completar la que habría sido su última misión como espía de la orden del temple antes de su retiro definitivo: hacer llegar a Barcelona unos manuscritos hallados en Tierra Santa y cuyo contenido, auténticamente explosivo, podría hacer temblar los más profundos cimientos de la que entonces era la institución más poderosa del mundo: la Iglesia Católica.
Guillem de Montclar llevará a cabo la investigación para esclarecer la muerte de su maestro.
Siguiendo la estela de novelas de evasión para el verano, ésta, sin duda, de las mejores.
Linda Beleta
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